Isabel y Carmelo se conocieron trabajando juntos.
Cuando decidieron casarse, buscaron un espacio que tuviera algo especial para ellos así el lugar finalmente elegido fue La Real Fábrica de Tapices, tenía un vínculo muy directo con la profesión de Carmelo y era un lugar al que Isabel tenía especial cariño por haber vivido al lado muchos años.
La suya fue una celebración familiar muy emotiva y en donde cada detalle tenía un porqué que hablaba de ellos.
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