Cosas que no me gustan en las bodas: la tarta nupcial

Victoria CascajaresVictoria Cascajares 21.04.2023

Novios cortando tarta de Boda

Puede parecer que al dedicarme a planificar bodas, me gustan la mayor parte de las tradiciones asociadas a este tipo de eventos. Nada más lejos de la realidad. No siempre me gustan.

Por supuesto cada uno hace su boda como quiere, faltaría más, que no se me ofenda nadie, yo sólo doy mi opinión sobre algunas tradiciones que no me gustan o que quizás no entiendo, que todo puede ser.

Una de ellas es ese clásico inalterable a las modas y que ha permanecido a lo largo de los tiempos: la tarta nupcial. Un postre hortera y habitualmente, no demasiado bueno. Por supuesto hay honrosas excepciones y un día haré otro artículo sobre ellas.

Pero volviendo al tema, las pocas innovaciones que ha sufrido, han sido a peor: se ha sustituido la nata o el merengue habitual por esa costumbre tan anglosajona del fondant. El fondant es esa capa de pasta azucarada sin sabor ninguno y capaz de acabar con cualquier postre.

Al menos, la introducción del fondant, ha eliminado otras costumbres asociadas a la tarta, de terrible gusto también. Estoy hablando de ese espectáculo indefinible de ser cortada por los novios con una espada, a veces consumida desde la propia espada e incluso embadurnada por la cara del novio o novia. Lo de darse de comer el uno al otro la tarta a veces sin cubiertos, de eso, ya ni hablamos.

He visto cosas que no creeríais:

He asistido a bodas en las que la tarta permanece de cuerpo presente durante todo el convite y que después de que los novios la corten, los camareros aparecen con porciones de tarta de otro color ¿de dónde salen esas porciones? ¿Por qué no se come la tarta que estaba de exposición?

Pues porque la tarta de exposición es eso, de exposición y la mayor parte de las veces, está hecha de corchopan y si estás en uno de esos espacios en donde se celebran más de una boda a la vez (Dios no lo quiera) verás que la tarta pasa de un salón a otro para repetir el momento “cortar la tarta”.

En otras ocasiones, las menos, he visto la tarta que baja del techo con bengalas, una fantasía. También he visto su variante: con bengalas y llevada a hombros por los camareros como si fuera la Macarena.

Las bodas hoy, están diseñadas para ofrecer experiencias a los invitados, algo con lo que estoy bastante de acuerdo, pero creo que hay parejas a las que se les va de las manos y la boda, más que una experiencia que refleje la personalidad de los novios, se acaba convirtiendo en un circo.

En cualquier caso, permitamos que el postre sea una experiencia sólo gastronómica y dejemos el espectáculo, para otros momentos de la boda.

Por favor.

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