Boda DIY en una finca privada. Lo que parece fácil pero no lo es.
Victoria Cascajares 03.12.2024
Buscar el espacio perfecto para una boda puede ser más complicado de lo que parece. Muchas parejas, especialmente aquellas que planean bodas más pequeñas y personalizadas, se sienten atrapadas en un mar de opciones que no se adaptan a sus necesidades. Las fincas parecen la opción ideal: un jardín amplio, naturaleza, libertad para personalizar cada detalle… pero, en cuanto empiezas a investigar, te das cuenta de que muchas de estas fincas están pensadas para bodas grandes, no para un evento íntimo. Y entonces, algunos empiezan a plantearse hacerlo por su cuenta: alquilar una finca privada y contratar un catering a medida. Suena sencillo, ¿verdad?
Alquilar una finca privada para tu boda puede parecer la fórmula perfecta para algo único, exclusivo y totalmente personalizado. Pero detrás de la promesa de un espacio idílico, hay una serie de retos que no siempre se consideran. No se trata solo de pagar el alquiler y tener el lugar a tu disposición, sino de lidiar con una serie de factores que pueden complicar mucho las cosas.
La relación con el propietario
A primera vista, alquilar una finca privada puede parecer sencillo. Sin embargo, muchos propietarios no están tan abiertos a celebrar bodas, especialmente si se trata de eventos de más de 20 o 30 personas. Algunos lugares permiten bodas, pero con restricciones muy estrictas, como horarios, límites de ruido, o la obligación de contratar ciertos servicios con ellos. Además, debes contratar un seguro de responsabilidad civil, un trámite que, aunque necesario, puede ser costoso y engorroso de gestionar.
El seguro, el gran olvidado
Una vez que tienes claro que el dueño de la finca te dejará celebrarla allí, llega el momento de enfrentarte al seguro. Aunque muchos no lo consideran, el seguro es uno de los requisitos esenciales en cualquier boda, sobre todo cuando celebras el evento en un espacio privado. Este seguro de responsabilidad civil cubrirá posibles accidentes (como caídas, daños a terceros, etc.) y podría salirte más caro de lo que imaginas, especialmente si no sabes por dónde empezar a buscarlo. Los costes asociados a este seguro pueden aumentar dependiendo del tipo de evento, la duración y la cantidad de personas presentes.
El suministro eléctrico
Algo que puede sonar obvio, pero que no todos tienen en cuenta: el suministro eléctrico. En una finca privada, especialmente si está situada en el campo, es posible que la infraestructura eléctrica no sea adecuada para el evento. Esto incluye el sistema de luces, el equipo de sonido, la cocina del catering y la posible climatización. Si la finca no dispone de generadores o conexiones adecuadas, tendrás que contratar un generador de energía extra, lo cual supone un coste adicional y puede complicar la logística del día.
El tema de los ruidos
No nos olvidemos a los vecinos. Si la finca está en una zona rural, no es raro que las normativas de ruido sean más estrictas de lo que piensas. En algunas comunidades autónomas de España, las regulaciones sobre el ruido en eventos pueden ser bastante severas. La música a todo volumen o los ruidos hasta altas horas de la madrugada pueden generar quejas, y las multas o sanciones pueden arruinar la fiesta.
Airbnb y bodas
Si tu idea es alquilar una finca a través de plataformas como Airbnb, es importante que sepas que Airbnb en España tiene una política estricta en cuanto a eventos. Celebrar una boda en una propiedad que has alquilado en Airbnb está en contra de sus políticas, y si la plataforma detecta que se trata de una boda o evento, pueden cancelar tu reserva.
Catering y logística: No todo es tan sencillo como parece
Cuando decides no contratar un servicio integral (con todo incluido), el siguiente paso es elegir el catering. Aquí es donde muchos se convencen de que, al hacerlo por su cuenta, ahorrarán dinero. Pero lo cierto es que, en muchos casos, el catering puede acabar saliendo más caro de lo esperado.
Logística de transporte
Si el catering no se encuentra cerca de la finca, lo primero que tendrás que considerar es el coste y la complejidad del transporte. Las fincas privadas, especialmente las rurales, suelen estar alejadas de las zonas más urbanas, lo que puede elevar el precio del transporte de la comida, las bebidas, el personal, el equipo necesario y los utensilios. Esto puede sumar bastante a tu presupuesto.
Imprevistos y costes adicionales
Las fincas no siempre cuentan con las instalaciones necesarias para dar de comer a un grupo grande. Si no hay cocina en el lugar o es pequeña, por ejemplo, el catering tendrá que llevar una cocina móvil, lo que implica más costes y una mayor complejidad logística. Además, puede que necesites alquilar elementos adicionales, como mesas, sillas, carpas o sistemas de sonido. Todo esto incrementa el precio final, y, aunque puedas tener la sensación de que estás ahorrando al no contratar una finca "todo incluido", el resultado final puede ser mucho más caro de lo que pensabas.
Personal y coordinación
El personal del catering también es un factor a tener en cuenta. Además de los cocineros, tendrás que contratar camareros, coordinadores de eventos, y en algunos casos, personal para la limpieza. Esto significa más contrataciones, más coordinación, y una factura final más elevada. Además, al estar en un lugar ajeno al catering, la coordinación entre los distintos proveedores puede volverse mucho más compleja.
Conclusión: ¿Vale la pena?
En resumen, SÍ, es posible y vale la pena hacer una boda en una finca privada. Es una opción maravillosa si lo que buscas es algo único, personalizado y en contacto con la naturaleza. Pero, lejos de lo que muchos piensan, no es más barato ni más fácil.
Al optar por una finca privada y un catering independiente, las complicaciones logísticas, los costes adicionales y las sorpresas no deseadas pueden multiplicarse rápidamente. Si realmente deseas hacer algo diferente y único. Yo digo sí a estas bodas pero es fundamental tener claro que son mucho más complejas, no son más baratas y hay que estar preparado para gestionar todos estos aspectos con antelación.