Bodas pequeñas, menús especiales y el arte de hacer sentir único a cada invitado

Victoria CascajaresVictoria Cascajares 11.09.2025

Mesa de postres

En las bodas pequeñas, donde se pueden hacer las cosas de forma exquisita, la clave está en la personalización. Como wedding planner lo conozco muy bien: en las bodas que organizo, cada detalle se piensa para que cada invitado se sienta especial y único, y para comunicarle de todas las formas posibles que queremos que esté ahí.

Mis parejas no piden imposibles. No buscan extravagancias. Buscan celebrar su boda con la tranquilidad de que todos los invitados puedan disfrutar, sin exclusiones.

Hace unos meses preparábamos la boda de una pareja encantadora. Una fecha especial, única. Querían que ese día fuera perfecto, y entre muchas cosas, que hubiera una tarta sin gluten. El lugar de celebración no ofrecía esa opción. Algo que entiendo, no todos los proveedores están preparados. Pero nos dijeron: “Podéis traer una vosotros mismos”.

Lo que parecía un gesto de flexibilidad se convirtió pronto en una pesadilla burocrática.

Consultamos con dos de los mejores establecimientos de repostería sin gluten de Madrid. Expertos. Reconocidos. Cuidadosos. ¿El problema? No tienen certificado de registro sanitario. ¿La razón? Porque no lo necesitan. Venden al consumidor final. No envasan. Cumplen la ley, pero no tienen ese documento. Y sin él, el catering no dejaba llevar la tarta.

Se propusieron soluciones: el ticket de compra, firmar una cláusula de exención de responsabilidad, que tomaran una muestra para control interno

Nada. Negativa tras negativa.

Después de días de explicaciones, e insistencia, aceptaron de manera “excepcional” que se llevase la tarta. Con ticket. Y con cláusula de execión de responsabilidad. Pero no sin antes hacer sentir a la pareja como si estuvieran pidiendo un imposible, cuando lo único que querían era proteger a sus invitados y celebrar sin miedo.

Y aquí es donde quiero detenerme.

Señores de los espacios de eventos, caterings, gestores de normativas internas: Entiendo que quieran cubrirse. Entiendo también que estén cansados de ver a “vegetarianos” comiendo jamón, a “intolerantes” saltarse las restricciones por capricho. Yo también lo estoy. Pero hay personas para las que esto no es un juego, ni una moda, ni una elección.

Hay personas que no pueden “hacer una excepción”. Que no se permiten “un poquito”. Que viven limitadas, cada día, por una condición que no eligieron. Y para ellas, sus celebraciones no son un capricho. Son oportunidades raras de normalidad. De pertenencia.

Cuando las normativas se aplican sin criterio, cuando las excepciones se niegan aunque haya argumentos, cuando no se tiene en cuenta al que solo pide igualdad de condiciones… estamos discriminando.

Hablo como wedding planner, y también porque conozco de cerca este problema: desde aquí pido que revisen sus protocolos, escuchen a las parejas, apliquen las normas con cabeza, no con rigidez ciega. Porque protegerse está bien, pero no puede ser a costa de excluir al que más necesita ser incluido.

Esa pareja merecía su tarta. Su día. Su derecho a celebrar sin miedo, como los demás. Y ninguna pareja debería tener que pasar por este laberinto para conseguirlo.

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