¿Cóctel o buffet? Cuando el formato marca el tono de tu boda
Victoria Cascajares 30.07.2025

Hay decisiones muy importantes en toda boda.
Y una es el formato gastronómico: cómo se va a comer, cómo se va a mover la gente y en definitiva, cómo se va a sentir.
Porque la forma de servir la comida marca el ritmo de la celebración. Condiciona las conversaciones, el confort de tus invitados, el tipo de interacción, e incluso el recuerdo que se llevan. No es lo mismo picotear de pie que sentarte, aunque sea un rato, con un plato que tú has elegido.
Hoy podríamos decir que hay tres grandes formatos que están en tendencia:
- El cóctel
Es dinámico, más informal, y da mucho espacio para el movimiento. Pero también es cierto que, aunque te digan que la gente se sienta… no es verdad del todo. Se sientan los más rápidos, o los que ya no pueden más. El resto, entre plato, copa y saludo, nunca encuentra su sitio. Y eso, en una boda pequeña, donde todo está pensado al detalle, puede restar.
- El buffet
Tiene mala fama heredada del buffet de hotel, pero nada que ver. El buffet bien hecho, con estaciones temáticas, cocinado en directo, con variedad y personalización, es una delicia. Y lo mejor: permite que la gente se siente, elija lo que quiere, repita o no, y vuelva a levantarse sin que se rompa la fluidez. Funciona especialmente bien en bodas pequeñas porque todo está más cuidado, más próximo, más fácil de gestionar.
- El formato mixto
Una combinación muy inteligente: cóctel largo con banquete corto. Un rato de movimiento, saludos, aperitivos con personalidad… y luego una mesa sencilla, con un plato principal, donde todo el mundo se reencuentra, descansa y disfruta sin formalidades.
Este último, junto al buffet, es el que más defiendo. Porque creo en las bodas que fluyen, que no cansan, que cuidan. Y también creo en el valor de las sillas en un momento dado.
¿Y de dónde viene todo esto?
Pues el formato buffet que tanto estamos viendo ahora viene directamente de la tradición venezolana, donde las celebraciones familiares se construyen así: con comida viva, variada, servida por estaciones, con sillas y con movimiento a partes iguales. Y con una puesta en escena cuidada, como solo ellos saben hacerlo.
También hay mucho del mundo kosher, que trabaja los mismos principios: variedad, respeto por las elecciones de cada uno, libertad, y una gastronomía que une sin forzar.
¿Conclusión?
Que elijas cóctel, buffet o mixto no es solo una cuestión de estilo: es una decisión narrativa. De cómo va a ser tu día. De cómo lo van a vivir quienes te importan.
Y si algo tienen las bodas pequeñas es que permiten hacer este tipo de elecciones. Porque hay menos gente pero también más intención.